Cambiamos de estación, cambiamos el calor por el fresquito, las camisetas de tirantes por los abrigos. Cambian muchas cosas, pero otras, perduran. La imposición de los cánones de belleza nos persigue y bombardea fielmente a lo largo de todo el año. No importa qué estación ni qué época del año sea, estos cuerpos no se mantienen solos ante un sistema tan exigente. Por marzo ya había que empezar con la “operación bikini”. Ni un gramo de grasa puede desbordar los bañadores, las piernas bien fibrosas, y si tu cuerpo es leído como mujer, también debes depilarte y tener las tetas en su sitio, que los escotes no los puede lucir cualquiera.
Cuando termina el verano el bombardeo publicitario continúa. Debemos
seguir conservándonos bien y para ello tenemos un sinfín de estúpidos
productos-mentira para que las arrugas no florezcan. No nos engañemos,
lo de “juventud, divino tesoro” no dura toda la vida, y hay que
envejecer con estilo porque personas viejas y arrugadas no quieren en su
perfecta sociedad de la imposición y la opresión. Y cuidado, que aunque
ahora nos podamos tapar los cuerpos con ropa, antes de que empiecen las
Navidades ya debemos de pensar en no cometer excesos y si pecamos ¡ojo!
porque habrá que ponerse con la dieta. Claro, para entonces la
"operación bikini" ya estará al caer. Y así es el eterno círculo vicioso
del control de nuestros cuerpos.
Todas estas normas que nos dictan a través de una publicidad
irresponsable y nociva no se corresponde con la realidad y están
causando estragos en nosotrxs, en nuestros cuerpos y en nuestras vidas.
Los estándares o cánones de belleza que nos imponen se traducen en una
agresión al cuerpo natural de cada persona. Aunque, según la lógica
hetero-normativa, sólo son pensables dos cuerpos, basados en la
dicotomía sexual normativa, de manera que existe un espectro de
corporalidades que ni siquiera se encuentran en el ideario colectivo.
¿Hasta cuándo vamos a seguir sacrificándonos para intentar alcanzar unos
patrones irreales que no comparte ni un 5% de la población?
Este tipo de violencia simbólica nos está alejando de la realidad y nos
está haciendo olvidar que el cuerpo de cada persona es diferente y
único. Trata de hacernos comulgar con un canon como forma exclusiva de
belleza, lo que favorece el rechazo de las características propias. Las
imágenes que tratan de vendernos no son siquiera reflejo de una minoría,
sino el resultado de cientos de retoques fotográficos con los que nadie
podría encajar de forma natural. Sin embargo, consiguen que, en lugar
de aceptarnos y disfrutarnos como somos, nos desvivamos intentando
modificar todo aquello que se salga de la norma, avergonzándonos de
nuestras marcas naturales y entrando en un bucle de inseguridad y
auto-odio de muy difícil solución.
Como consecuencia de este rechazo al propio cuerpo pueden surgir graves
trastornos en la salud. El cuerpo que no se adapte a ese único canon
restrictivo y opresivo, no sólo será rechazado por la propia persona,
sino que será rechazado por la sociedad. Son las enfermedades del siglo
XXI: anorexia nerviosa, bulimia, tanorexia y vigorexia. Con el fin de
entrar en (o incluso llenar) una talla 36, estar morenxs todo el año o
poder marcar músculo a gusto en la playa, las personas se sacrifican
durísimamente y ponen en peligro su salud, muchas veces provocando daños
irreparables en su organismo.
Aunque la alarma pueda parecer exagerada, las estadísticas médicas nos
demuestran que hay razones de sobra para preocuparse... Si bien las más
afectadas por la anorexia nerviosa son las mujeres (cerca del 90% de
casos documentados) y la mayoría de enfermos de vigorexia suelen ser
hombres, el número de casos de estas enfermedades aumenta
exponencialmente y la edad de personas afectadas se amplía de forma
alarmante.
Por último, nos hacen creer que este canon estipulado es el único
verdadero y absoluto, es el símil de la belleza, es el deseable cueste
lo que cueste, cuando no es más que otra arma al servicio del
capitalismo más agresivo, cuyo poder de ataque nos afecta a todas las
personas en mayor o menor medida. No sólo debemos comprar la ropa que
publicitan, sino que además tenemos que gastar dinero en gimnasios,
dietistas, cremas milagrosas y productos light para que nos siente
“bien”, causando graves estragos en nuestra autoestima y en nuestra
salud. A través de la dicotomía belleza/ fealdad quieren definirnos,
como si eso fuese una parte imprescindible para crear nuestra propia
identidad. Debemos aprender a aceptarnos tal y como somos (¡en la
variedad está el gusto!), y no confundir el hecho de cuidarnos (mediante
alimentación variada y natural, además de actividad física) con
convertirnos en personas esclavas de la moda.
Por todo esto, EXIGIMOS: la erradicación de cánones exclusivos y la
fomentación de modelos de todo tipo de medidas, tamaños y colores. No
queremos sustituir unos cánones por otros, no queremos una corporalidad
normativa, queremos aceptar y vivir nuestros cuerpos tal y como son,
somos conscientes de que cada persona responde a un perfil y por ello
atenernos a uno en concreto sería tan ridículo como nocivo. El mercado
de la moda (así como los locales donde se proyectan sus valores) han de
evolucionar y respetar a sus consumidorxs, a las personas.
NO HEMOS DE ADAPTAR NUESTRO CUERPO A LA MODA, ES ELLA LA QUE HA DE ADAPTARSE A LAS PERSONAS.
Otro año más lanzamos la campaña “STOP CÁNONES DE BELLEZA”, para
denunciar la difusión agresiva de cuerpos irreales que año tras año nos
bombardea en los medios de comunicación y marcar los locales de
estética, la publicidad, las tiendas, los escaparates, etc. que fomentan
éste cánon restrictivo.
Esta vez queremos ir más allá, y lanzar la campaña no sólo en los meses
de verano, sino durante todo el año, ya que los cánones de belleza no
son algo exclusivo de esos meses calurosos, sino que siguen presentes
durante el resto de estaciones.
Si quieres sumarte a la campaña sólo tienes que ponerte en contacto con nosotras:
Correo: af.panteras@gmail.com
Página de Facebook: Asamblea Feminista Panteras
“Una sociedad obsesionada con la delgadez de las mujeres, no está obsesionada con la belleza, sino con su obediencia” Naomi Wolf
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